Es verdad que las mujeres de cierto modo son complicadas, pero se hacen mas complicadas aun cuando tratas de que vivan tu vida y a tu manera.. El peor error del ser humano como hombre es tratar de cambiar a una mujer para su propio beneficio..
Nunca confundas el amor con autoridad, porque el hecho que alguien te ame, no te da la autoridad para decirle como debe vivir.. Las opiniones son mejores cuando das alternativas para escoger, Y sobre todas las cosas, se Sabio a la hora de tomar tus decisiones. No dejes que tu vida y felicidad con esa persona se valla por entre tus dedos, y después lamentarte por qué no te sentaste a escuchar cuando era necesario.. Demuestra el valor que hay dentro de su corazón y no solo lo que tus ojos puedan ver.. Lo importante de una persona es lo que puede ofrecerte por toda una vida y no lo que el tiempo se encargue de cambiar con el pasar de los años. Respira a su lado pero no respires su aire..
Tomale la mano para que se sienta segura, pero no le aprietes muy fuerte que puedas lastimar la.. Ve profundo en sus ojos y di le con ello lo mucho que la quieres, Para que así pueda comprender que si hubiese un momento o lugar maravilloso en este mundo no se compararía en nada a el estar a su lado...
Cuentan que una
princesa estaba buscando esposo. Adinerados y aristócratas de todo el mundo
habían llegado para ofrecerle maravillosos regalos para conquistarla. Pero ella
se fijó en un joven plebeyo que no tenía riquezas para ofrecérselas pero si su
profundo y sincero amor. Cuando pudo hablarle, el joven le dijo:
"Princesa, yo te he amado toda mi vida, pero como soy un pobre, te ofrezco
mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana,
sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puesto. Esta
es mi dote, ese es mi regalo."
La princesa
conmovida por tal demostración de amor, aceptó y le dijo: "tendrás tu
oportunidad; si pasas la prueba, me casaré contigo".
Así pasaron los
días. El joven enamorado permaneció fiel a su promesa, soportando vientos,
nieve, lluvias, heladas. Con la vista firme en el balcón de su amada, el valiente
muchacho siguió firme en su empeño, sin desfallecer ni un solo momento. De vez
en cuando, la princesa salía a su balcón y con una sonrisa aprobaba el
sacrificio de amor.
Todo iba a las
mil maravillas; ya los habitantes del reino se aprestaban a festejar el
matrimonio de la princesa con el valiente plebeyo; pero al llegar el día
noventa y nueve, el joven se levantó de donde estaba y sin decir palabra se
marchó, ante la sorpresa de todos.
Unos días
después, mientras caminaba por un solitario camino, un niño de la comarca se le
acercó y le preguntó:
¿Por qué
perdiste la oportunidad? ¿Por qué te rendiste?
Con lágrimas en
los ojos el plebeyo contestó en voz baja:
"Ella no
me ahorró ni un día de sufrimiento; ni siquiera una hora, ni un minuto....por ello
no merecía mi amor. No tuvo compasión de mí, por lo tanto allí no puede existir
el amor".
Que a partir de
esta Navidad, y por el resto de días y navidades que tengamos en nuestras
vidas, podamos ver a nuestro derredor las tantas personas que sufren y se
afanan por vivir y solidarizarnos con ellas; que podamos abrir el corazón y
nuestra alma para derramar nuestro amor sobre ellas. Decidamos queridas amigas
mías dar lo mejor de nosotros a quienes nos necesitan; decidamos compartir lo
que somos, lo que sentimos, lo que pensamos, lo poco o mucho que tengamos,
nuestras aspiraciones, nuestras ideas, nuestros sueños; abramos nuestro corazón
de par en par y desnudemos nuestra alma regando nuestro amor, nuestra
solidaridad, nuestra empatía hasta el último rincón.
Ahorremos el
dolor de nuestras hermanas, no seamos como la vanidosa princesa de la
narración. No esperemos a que cuando estemos en presencia de Dios, alguien nos
acuse y nos diga: "El (ella) no merece tu amor, porque en vida no me
ahorró ni un día de sufrimiento; ni siquiera una hora, ni un minuto....No tuvo
compasión de mí, por lo tanto allí no puede existir el amor".
Que el amor de
Cristo entre en nuestras vidas para siempre y nos enseñe a amar, a amar y a
servir a las demás con sincero amor y profunda solidaridad. Le pido a Dios que
así sea.
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