Un resecarlo de
un pobre grito sin banderas del sol naciente, con trigos de junglas, luz
pequeña del brillo de la seda usual ternura propia e impropia a la vez.
Mi pelo oscuro
daría el bello de su opaca rebeldía la contextura del des conformismo, no soy
dañino, percibo las puertas a la cima de su encierro, un supuesto propósito de
las pocas cosas sanas, urgentes y normales de la vida común.
Un coraje de
brazos de huesos partidos, los vi en un campo de tinieblas, una fiebre de gusto
innecesario, un torrente en las alturas de los nombrados por DIOS, un inédito
de las nuevas memorias distraídas con una garganta marmosa, no leo la vida del
hombre fiel, soy yo fiel de tus ojos de libertad, de la rareas de mi padecer
obteniendo ligeros y rápidos cambios en mi atardeceres mi vida riesgosa, con
tirantes de redes de la prisión atrapan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario